Mucha gente asocia el Reiki con una terapia energética no invasiva, suave, y que se aprende en un fin de semana. Venga, ¡chas! Otro cursillo tachado de la lista. Sin embargo, cuando le das el espacio que merece y se integra en el día a día, compruebas cómo esta energía conecta con las partes más sutiles de ti y desde ahí tiene su reflejo en los asuntos materiales para cambiarlos, y cambiarte. A la hora de gestionar las emociones, de dar salida a la creatividad, de favorecer las relaciones, incluso de encontrar un propósito auténtico… El Reiki es mucho más que un taller. Es un camino.
Maestros como Hiroshi Doi así lo demuestran con su trabajo, pues no solo rescatan una versión más completa de la historia de Mikao Usui, sino toda una filosofía de vida que impregna todas las facetas del ser humano. Por eso, Doi sensei creó el Gendai Reiki Ho, GRH, pues con él se hace justicia al unir las dos partes de las que consta el Reiki: la espiritualidad de la escuela tradicional y la practicidad de la escuela occidental, más orientada a la sanación. Nosotros fundamos la editorial única y exclusivamente para publicar su libro más trascendente: Gendai Reiki Ho. Tal fue su impacto en nosotros.
Luego, cuando profundizas en el sistema de Doi sensei te das cuenta de que los manuales de GRH también son joyas trufadas de perlitas de sabiduría perenne. Mensajes de profunda espiritualidad que solo esperan a ser descubiertos a su debido momento, cuando la mirada queda limpia de creencias limitantes y distracciones. Nos hablan de llevar una vida correcta, de nuestra naturaleza energética, de la gratitud, del amor incondicional, de soltar, de ser un canal limpio, de no juzgar, de vivir el presente, de confiar, etc. Una tarea imposible de condensar y menos de asimilar en un cursillo de fin de semana, por eso es un camino.
¿Y qué es un camino en este contexto? Bien, pensemos en un sendero cualquiera con un comienzo, una parte central y una meta. En el Reiki se hace una analogía con la subida a una montaña. La imposición de manos sería la base y coronar la cumbre el Anshin Ritsumei o estado de calma mental absoluta. Para lo que sucede entre la salida y la llegada tenemos todas esas enseñanzas, que no son otra cosa que lecciones para aprender y aplicar en lo cotidiano.
En el camino nos encontraremos con tramos difíciles, con bifurcaciones que quizá traten de llevarnos a un terreno pantanoso, con fieras salvajes, con personajes que usarán artimañas para engañarnos y apartarnos de nuestro objetivo, con fieras salvajes, con noches oscuras sin luna donde será difícil atisbar donde ponemos los pies, con falsos gurús, con mapas trucados, pero también con fuentes para refrescarnos, con escritos que nos enseñen, con paisajes plenos de belleza y con personas que nos acompañarán un tramo y saldrán de nuestra vida para dejarnos bien orientados con sus palabras, con seres que entregarán su amor sin pedir nada a cambio.
En esta andadura el Reiki siempre nos conecta con la dirección correcta, simplemente porque enlaza como un hilo de luz con nuestra alma. Desde ahí es imposible perderse. Mikao Usui decía que una de las finalidades para la gente reikista es la resonancia espontánea entre su Reiki interno y el Reiki del universo. En esa conexión somos un río que fluye. Estamos en el mundo y nos implicamos, pisamos el barro si hace falta, pero al mismo tiempo habitamos otro lugar que también es nuestro por derecho. Y desde ahí vivimos lo que tenemos que vivir sin culpar a nadie ni victimizarnos, solo tratando de ser mejores reikistas cada día. Un camino así merece la pena ser vivido. Eso es Reiki.